Hallaron rastros de
atrazina en Laguna del Cisne; Comuna Canaria dispuso medidas cautelares.
Laguna del Cisne, en
Canelones. / Foto: Sandro Pereyra (archivo, agosto de 2014)
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El miércoles en el Municipio de Salinas se realizó la sesión inaugural de la Comisión de Cuenca de la Laguna del Cisne, un ámbito previsto en la Ley del Agua (Nº 18.610) que a su vez fue resultado de la reforma constitucional aprobada en 2004 mediante consulta popular, y que declaró que el acceso al agua potable y el saneamiento son derechos humanos fundamentales que el Estado debe garantizar. Se trata de espacios que vienen instaurándose desde 2012 en torno a distintos cursos hídricos en todo el país, y que apuntan a la gestión colectiva del recurso.
Los vecinos de
Salinas y de la Costa de Oro en general, desde Marindia a Bello Horizonte, se
abastecen de agua potable principalmente gracias a esa laguna, donde OSE tiene
una toma y realiza la purificación para verterla a la red. La llegada de la
soja y las fumigaciones masivas con plaguicidas en los últimos años, junto a
otra serie de fenómenos productivos en su área de influencia y en sus
subsistemas, habían encendido la alarma social, que ya estaba prendida en
varios organismos públicos y organizaciones sociales que defienden la
preservación del ambiente.
El miércoles
asistieron más de 30 personas en representación de los tres sectores que están
habilitados a formar parte de las comisiones de cuenca: gobierno, usuarios y
sociedad civil. La de Laguna del Cisne había sido solicitada por la Intendencia
de Canelones en julio de 2013, tal como lo recordó Leonardo Herou, director de
Gestión Ambiental de la Comuna Canaria, el primero en exponer luego de que el
titular de la Dirección Nacional de Agua (Dinagua), Daniel González, explicara
el marco legal de la comisión, sus potestades y funcionamiento.
La agenda incluía la
presentación del estado de situación de la laguna, que estuvo a cargo de los
delegados de la propia Dinagua, OSE, el Centro Universitario Regional Este
(CURE) de la Universidad de la República, la dirección de Recursos Naturales
Renovables (Renare) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y de la
propia intendencia.
El referente del
ente especializado remarcó el valor estratégico que tiene ese curso para el
organismo, en virtud de las 25.000 conexiones que abastece, y reconoció el
proceso de degradación que ha sufrido en las últimas décadas hasta llegar al
estado actual de eutrofización (acumulación de nutrientes, fósforo y nitrógeno,
fundamentalmente), que favorece la aparición de cianobacterias, riesgosas para
la salud humana.
El funcionario
aseguró que se han hecho inversiones para limpiar la laguna y se han ampliado
los mecanismos de potabilización, sumando por ejemplo filtros de carbón, todo
lo cual permite seguir garantizando la calidad del agua, aunque a un costo cada
vez mayor. También dio a conocer algunos resultados de los exámenes que realiza
el ente, constatándose a fines de 2013 rastros de trazas de atrazina, un
agroquímico que se utiliza para cultivar el sorgo, el cual se destina a los
tambos. La atrazina de alta persistencia también había sido el producto hallado
en el Santa Lucía el año pasado, y si bien los valores hallados estaban por
debajo del mínimo permitido, el episodio causó preocupación y aceleró la
búsqueda de una toma de agua alternativa, que estaría ubicada en la zona de San
Luis.
El vocero del CURE
Guillermo Goyenola coincidió con el panorama brindado desde OSE. Agregó que
desde el punto de vista técnico el cauce experimenta un estado de
“hipereutrofización” e hizo énfasis en la importancia de regular y hacer un
manejo y uso sustentable del recurso. Sostuvo que si bien el auge de la soja en
el lugar no es causante del mal estado de la laguna, potencia la erosión y el
desgaste del suelo, lo que facilita el arrastre de los nutrientes hacia su
cauce.
En este sentido, el
director de Desarrollo Productivo canario, Daniel Garín, comunicó la reciente
decisión de su administración de disponer una serie de medidas cautelares en
las cuencas hídricas del departamento que contribuyan a frenar el deterioro y elaborar
planes para revertirlo. Desde el 25 de setiembre está prohibido el laboreo, la
siembra y las fumigaciones a menos de “100 metros del álveo de los lagos
Canelón Grande, Laguna del Cisne y el canal adyacente a la Laguna del Cisne”; a
“40 metros del borde de máxima crecida del Río Santa Lucía (costa canaria)”; a
“20 metros del Arroyo Sarandí y el Arroyo Vejigas y afluentes, aguas arriba del
cruce con la Ruta 7”. Las medidas tienen una vigencia de 36 meses, y según
adelantó Garín, serán la base de una normativa definitiva que se elaborará
durante este período en el marco de la Comisión de Cuencas Hídricas en
Canelones, creada por el mismo decreto que dio marco a las medidas cautelares.
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