“Todo lo que hace un artista es arte
Trabaja en soledad o codo a codo
Quien hace bien lo que hace es a su modo
un artista y en su arte se reparte”
Este es el texto que como prólogo de esta nota seleccionó
Enrique. La idea era encabezarla con alguna cita de especial significación a lo
largo de su trayectoria como músico.
Y hace ya tiempo que queríamos hablar con Enrique. Que nos
contara algunos elementos que hacen o hicieron a su formación como artista, y también cómo ve el desarrollo de la música en
nuestra región costera.
Enrique empezó de chico a “rascar” la guitarra como cuenta.
Hijo de padres trabajadores pero a su vez con notorias inclinaciones hacia la
música, desarrolló su infancia en la ciudad
de Las Piedras entre reuniones de milongueros y la voz de su madre
cantando. Siempre tiene fresco el
recuerdo de su padre luchando para descifrar los acordes de “los ejes de mi
carreta” de Atahualpa Yupanqui.
Sus 18 años lo encuentran en Buenos Aires a la búsqueda de
empleo y tras 3 años de vivir por allí, regresa a impulso de un amigo para
estudiar en la Escuela Universitaria de Música. Antes que especificar sus
diferentes trabajos prefiere contar que desde entonces, con la excepción de ser
electricista (porque le daba miedo la corriente), desarrolló todo tipo de
oficios y tareas hasta el año 99 en el que viene a Salinas con la idea de dar
un cambio global en su vida.
Aquí se vincula con círculos de escritores y poetas. Durante este primer tiempo es de destacar su
labor como gestor cultural en un primer momento, organizando diferentes
actividades en clubes e instituciones sociales, experiencia que ya traía por
integrar el grupo “Cantando” de La Paz y el movimiento Moviarte en los años 90.
Es recién en el año 2002, en medio del desempleo y la falta
de alternativas generalizada en el país, cuando en su cabeza ocurre ese “clic”,
que no siempre ocurre en todas, lo que le aventura a dar ese vuelco esperado hacia
la música como único modo de vida. Deuda pendiente que a modo de broma dice
tener con Batlle
En la actualidad, es profesor en el Colegio Willow, dirige
el coro del Club Alegría, tercera edad de Salinas, participa del coro “Oigo
voces” que dirige Ney Perazza, realiza talleres de experimentación sonora con
niños, actúa en espectáculos musicales, y si no como músico, pero si como
artista, completa su tiempo construyendo una casa de barro en el jardín de su
casa con la idea de dedicarla a la realización de talleres y reuniones
musicales
Formación
En lo que hace a la música, se considera en líneas generales
un autodidacta, pero no deja de destacar las charlas, talleres, y cursos que
contribuyeron de un modo importante a su
formación. Allí se pueden encontrar su
pasaje por la Escuela Universitaria de Música, por diferentes profesores y
talleres, que le sirvieron sobre todo para corregir las “malas costumbres” o
vicios de digitación. Pero es su participación premiada en el año 2008 en el
certamen “Guitarra negra” que organiza Marcel Chávez, uno de los músicos de
Zitarrosa, lo que le permite el acceso a cursos de capacitación brindados por
grandes de la música popular uruguaya como Esteban Klisich, Lucio Muniz, y Abel Soria.
Música en
la Costa
Enrique ve con profundas expectativas los que está
ocurriendo en la zona. Ante mi pregunta de cómo ve él en la actualidad la
situación del movimiento musical en la zona,
se confiesa admirado por la positiva del momento que estamos pasando y
con muchas expectativas sobre el mismo.
“No hay día que pase
sin que conozca un músico nuevo. Creo que estamos ante el nacimiento de un
nuevo ciclo en lo que hace a la música y se manifiesta en muchas cosas. Ya
viene llegando una generación increíble de músicos jóvenes que vienen con otra
cabeza, más expectativa, y mucho más abierto a recibir y a dar. Ahora hay nuevas
herramientas para el aprendizaje. Los chicos bajan por internet los acordes y
tienen los temas más a mano. Por eso
pienso que todo va a cambiar para mejor. Quisiera destacar algo que nunca ha
pasado y si ha pasado es algo que ha durado muy poco. Son las reuniones que los
artistas, músicos sobre todo, mantenemos en el Club Neptunia. Ya hace varios
meses que lo venimos haciendo sin que el ánimo decaiga. El club, con nuevas autoridades y nuevo servicio
de cantina se proyecta como un lugar para realizar espectáculos durante todo el
año. El sábado pasado se realizaron en
la zona 3 actividades culturales, una en la placita lo de María con Pitufo
Lombardo, otra en Neptunia, otra en Salinas. Las tres con muy buena
participación de público”
Apoyo
Institucional
“Se hace pero estamos
muy lejos de lo que se necesita. En este tema hay mucho atraso. Parece ser que
los pozos no nos permiten fijarnos en la necesidad de invertir en cultura. Dicho
de un modo sencillo, de un tiempo a esta parte la intendencia tiene un par de
equipos que viajan por toda la costa, pero no hay mucho más. Se echa de menos
un buen entro cultural”.
De las radios también
hay poca cosa que decir. Haciendo excepción de M24 la emisora del sur, o alguna
radio local, un enorme porcentaje de las
audiciones están dedicadas a viejas canciones en inglés. Viejas, tan viejas que
si algún americano viniera por aquí se sorprendería de la música que
escuchamos”.
Casa de
Barro
Enrique se confiesa un enamorado de la zona y se pregunta si
alguno de sus habitantes no lo está.
”En cada lugar hay que
hacer de acuerdo a lo que el lugar nos ofrece. Acá hay playa y mar y tenemos
que ir a la playa e ir a pescar. La arena ya está aquí, el pasto me lo traen
los vecinos de sus podas, las hojas son de los eucaliptos de la vuelta y el
barro lo traigo de cerca de Pando” me cuenta como si fuera el famoso Manuel
de Serrat, aquel que nació en España cuya casa era de barro, de barro y caña.
Y con no poco orgullo me enseña detalles y detallitos de lo
que hace con verdadero amor: su casa de barro.
Lleva un año con ella. “Es
lo único que hago que hago que no es música. Sin embargo bien que va a sonar”
porque aunque no está terminada ya funcionan en su segunda planta los talleres
de experimentación sonora, y en la
planta baja Enrique se va a sentar a componer algo y a tocar guitarra con sus
amigos. Yo ya estoy invitado.
Jorge Aguiar
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