lunes, 18 de enero de 2016

Salinas: Zona Urbana

Un nuevo accidente en la ruta Interbalnearia,  en el cruce de la calle Colón, esta vez con dos muertos, reaviva la vieja polémica por soluciones para la zona. El fantasma de la vieja ballena blanca que no es Moby Dick, si no el polémico intercambiador vial de Salinas ha vuelto a aparecer y los lugareños no logran ponerse de acuerdo en las medidas a tomar.


En pocos meses la comunidad de Salinas recibió la visita de 2 importantes delegaciones del Ministerio de Transporte: en octubre de 2014, la del Ministro Pintado para anunciar la obra millonaria y en abril del 2015, la de la flamante Dirección de Vialidad para anunciar que la obra no se iba a llevar adelante.

Los pro y contras del proyecto
En todo aquel tiempo la comunidad se mostró dividida en opiniones, sobre todo a través de las redes sociales donde el debate se dio con mayor contundencia. De un lado vecinos por el sí y del otro lado vecinos por el no. Junto a estos últimos se oyeron con mayor peso la voz de la Asociación Comercial y la de la Unidad Local de Seguridad Vial quien cuestionó la obra en aspectos técnicos.

La pena
La pena  es que en todo ese tiempo no se oyeron las voces de los vecinos reclamar por un légitimo derecho que tienen (tenemos)  y es el reconocimiento de ser una zona urbana cuyos límites de velocidad deben ser respetados. La velocidad máxima en el tramo que va desde el arroyo Pando hasta el Fortín en consecuencia no debiera exceder de 60 Km/ hora. ( o excepcionalmente 75 km/h si así lo permite la autoridad departamental). Así lo establece el Capítulo XIII del Reglamento Nacional de Circulación Vial en su apartado 13.3.

Un proyecto inviable
Los presupuestos del proyecto intercambiador habían sido fijados con un tope de  U$ 3.800.000 por el pliego de licitación M/43 con la cual se realizó el llamado. Sin embargo los presupuestos del pliego se extendieron a 6 millones a partir de la experiencia realizada con el intercambiador de Floresta.
La Asociación Comercial denunció que había mantenido contactos telefónicos con el Ing. Luis Lazo, entonces Director de Vialidad y hasta mediados de setiembre se les comunicó que ninguno de los proyectos presentados cumplía con los requisitos exigidos. Quedaron sorprendidos entonces cuando en octubre se anunciaba en Salinas que empezarían urgente las obras del intercambiador.
¿Urgente…? ¿Con qué finalidad? … Si en un par de meses empezaba el verano y en marzo asumía el nuevo Ministerio? ¿Por qué no presentar los proyectos al nuevo Ministerio para que este tomara las decisiones del caso? (Cosa que se acabó haciendo)
Al fin, el nuevo Ministerio declaró el proyecto inviable por razones de presupuesto. La obra de Pintado se había valuado en 21 millones (tres veces más que el proyecto de la Floresta) y si le hacían algunas modificaciones que los vecinos reclamaban como cruces peatonales por debajo se podía extender a 30.

Los falsos culpables
Algunos todavía señalan hoy a la Asociación Comercial y a la Unidad local de seguridad vial como los “culpables” de que el proyecto no saliera adelante, pero nada más lejos de la verdad.
Si fuera porque las observaciones expresadas por la seguridad vial tenían fundamento, entonces tendríamos que estar agradecidos de que no se haya llevado adelante la obra y si las observaciones eran carentes de fundamento no serían la causa de que la obra se detuviera. Tampoco la pequeña Asociación de comerciantes de Salinas y el Restaurante Papacho ante un proyecto millonario pleno de intereses recónditos.

Lo cierto es que el presupuesto no alcanzó. El nuevo Ministerio expresó quejas de que la gestión anterior les había agotado el presupuesto por dos años y optó por la expansión del doble tramo de la ruta 8 hasta Atlántida, con la idea de descongestionar el flujo de tránsito por la Interbalnearia, algo mucho más económico y aparentemente más razonable.

¿Qué hacer para el futuro?
Ahora sin el proyecto del Intercambiador y sin que el Ministerio se comprometa a construir una nueva ruta por encima de la zona urbana de Salinas que continúe la proyección de la Interbalnearia algunos vecinos se sienten desamparados por la falta de soluciones.

Lo correcto es exigir nuestros derechos: Zona Urbana, límite de velocidad y semáforos donde sea necesario, comenzando por lograr el acuerdo unificado de nuestra comunidad en estas soluciones. Corresponderá al Ministerio buscar otras soluciones que agilicen el tráfico hacia el este y le recomendamos que comiencen por los controles aduaneros y los controles de peaje.

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